El presidente Donald Trump anunció este lunes su intención de despedir a la gobernadora de la Reserva Federal, Lisa Cook, alegando supuestas irregularidades hipotecarias. La decisión ha generado preocupación por la independencia del banco central y posibles repercusiones legales y económicas.

Según Trump, Cook incurrió en un fraude hipotecario al declarar dos propiedades como residencia principal para obtener condiciones preferenciales en sus préstamos. Sin embargo, la gobernadora rechazó las acusaciones y afirmó que el presidente no tiene autoridad legal para removerla, ya que los miembros de la Fed solo pueden ser destituidos “por causa” formalmente definida.

El abogado de Cook, Abbe Lowell, subrayó que se tomarán las acciones necesarias para impedir una acción ilegal, y que la funcionaria continuará desempeñando sus funciones. Cook fue designada en 2022 para un mandato que se extiende hasta 2038, consolidando su posición como integrante clave de la institución.

Expertos legales advierten que este movimiento podría derivar en una batalla judicial que llegue hasta la Suprema Corte de Estados Unidos, debido a que la autoridad de Trump para destituir a miembros de la Fed es limitada y está sujeta a estrictas regulaciones.

La reacción de los mercados fue inmediata: se observó una ligera caída en los futuros bursátiles y movimientos en la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro, reflejando la incertidumbre sobre la política monetaria y la estabilidad financiera ante la controversia.

Este episodio ha puesto de relieve la tensión política en torno a la independencia de la Reserva Federal, considerada un pilar para la estabilidad económica de Estados Unidos, y plantea interrogantes sobre las implicaciones a largo plazo para la conducción de la política monetaria.