Londres vivió ayer una jornada de contrastes con la llegada del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien inició su segunda visita de Estado al Reino Unido. El mandatario fue recibido con honores en el Castillo de Windsor por el rey Carlos III, en una ceremonia que incluyó un desfile militar y un banquete real. Sin embargo, fuera de los muros del castillo, miles de ciudadanos británicos se manifestaron en las calles para expresar su rechazo a la visita.

En el marco de su visita, Trump sostuvo una reunión con el primer ministro británico, Keir Starmer, en la residencia oficial de Chequers. Durante el encuentro, ambos líderes firmaron un acuerdo denominado “Tech Prosperity Deal”, que contempla inversiones tecnológicas por parte de empresas estadounidenses como Microsoft, Nvidia y Google, con el objetivo de fortalecer la cooperación en inteligencia artificial, computación cuántica y energía nuclear civil. El acuerdo prevé la creación de miles de empleos en el Reino Unido y se presenta como un paso hacia una mayor integración económica entre ambos países.

No obstante, la visita no estuvo exenta de tensiones. Trump expresó su desacuerdo con la postura del Reino Unido sobre el reconocimiento de un Estado palestino, calificando esta diferencia como una de las pocas áreas de desacuerdo entre ambos gobiernos. A pesar de ello, ambos líderes reafirmaron su compromiso con la paz en la región, especialmente en relación con la situación en Gaza.

Mientras Trump disfrutaba de los honores reales, las calles de Londres se llenaron de manifestantes que expresaban su descontento con su visita. Organizaciones como la Coalición Stop Trump, Amnistía Internacional y grupos pro-palestinos convocaron a una marcha que reunió a miles de personas en el centro de la capital británica. Los manifestantes portaban pancartas con mensajes en contra de las políticas de Trump, especialmente en relación con sus posturas sobre el cambio climático, los derechos humanos y su relación con el fallecido Jeffrey Epstein.

La protesta transcurrió de forma mayormente pacífica, aunque se registraron algunos incidentes aislados y cuatro personas fueron arrestadas por proyectar imágenes de Trump junto a Epstein sobre el Castillo de Windsor.