La tensión entre Estados Unidos y Venezuela volvió a escalar luego de que el gobierno estadounidense incautó un superpetrolero venezolano frente a la costa sudamericana, en lo que calificó como un operativo para hacer cumplir sanciones internacionales relacionadas con el comercio ilícito de crudo.

El presidente de Estados Unidos informó que la acción representa una de las mayores incautaciones marítimas realizadas en la región, al tratarse de un buque de gran capacidad que transportaba cientos de miles de barriles de petróleo.

EE.UU. argumenta violación a sanciones

Autoridades estadounidenses señalaron que la embarcación estaba incluida desde 2022 en una lista de barcos sancionados por presunta participación en redes de transporte de petróleo restringido y por vínculos con operaciones energéticas consideradas ilegales bajo la legislación de ese país.

El operativo involucró a diversas agencias federales, incluida la Guardia Costera y el Departamento de Seguridad Nacional.

Venezuela acusa “acto de piratería”

El gobierno de Nicolás Maduro respondió de inmediato y condenó la incautación, calificándola como un “acto de piratería internacional” y un “robo de recursos del pueblo venezolano”.

Caracas aseguró que elevará la denuncia ante organismos internacionales y acusó a Washington de intensificar su “agresión económica”.

Impacto en el comercio petrolero

Especialistas advierten que la operación podría generar nuevas afectaciones a las exportaciones petroleras venezolanas, ya debilitadas por el régimen de sanciones vigente, además de incrementar la tensión diplomática en un momento clave para el sector energético global.

El gobierno estadounidense no descartó nuevas acciones similares contra embarcaciones sancionadas que operen en aguas internacionales o bajo jurisdicciones aliadas.