En una acción coordinada que marca un giro significativo en la diplomacia internacional, Canadá, Reino Unido, Australia y Portugal anunciaron este 21 de septiembre el reconocimiento oficial del Estado de Palestina, sumándose a la lista de países que respaldan la solución de dos estados como vía para alcanzar la paz en Medio Oriente.

El primer ministro canadiense, Mark Carney, señaló que la decisión responde a la necesidad de abrir nuevas rutas hacia la paz, aunque dejó claro que este reconocimiento “no significa un premio a Hamas”, al exigir al liderazgo palestino elecciones generales en 2026 sin participación de ese grupo. En el mismo sentido, el británico Keir Starmer subrayó que el gesto busca “devolver esperanza a los pueblos palestino e israelí”, al tiempo que ratificó que Hamas seguirá excluido de cualquier proceso político futuro.

Por su parte, el gobierno australiano destacó que el reconocimiento pretende generar nuevo impulso para la paz, además de exigir un alto al fuego inmediato en Gaza. Mientras tanto, el canciller portugués Paulo Rangel enfatizó que la postura de su país es coherente con los principios de su política exterior: un compromiso con los derechos humanos, la legalidad internacional y la condena a los asentamientos en Cisjordania, considerados un obstáculo para una solución justa.

La decisión conjunta ha generado reacciones inmediatas en la región. Israel manifestó su rechazo categórico, argumentando que reconocer a Palestina en este contexto “equivale a legitimar estructuras que aún no garantizan seguridad ni paz”, y acusó a estos países de debilitar los esfuerzos para erradicar a Hamas. El gobierno israelí sostuvo que solo un proceso negociado directamente entre Jerusalén y Ramala puede llevar a una paz duradera.

El reconocimiento de Palestina por parte de cuatro países occidentales de peso diplomático abre un nuevo capítulo en las discusiones multilaterales en la ONU y plantea un desafío para las potencias que aún mantienen reservas, entre ellas Estados Unidos, que ha evitado pronunciarse sobre si seguirá los mismos pasos. La comunidad internacional ahora observa si esta decisión se convierte en un impulso real para el cese al fuego y el inicio de negociaciones de paz, o si, por el contrario, profundiza las tensiones en la región.