La activista climática Greta Thunberg expresó su indignación tras ser deportada junto a más de 170 activistas que participaban en la Flotilla Global Sumud, una misión humanitaria destinada a llevar ayuda a Gaza.
“Es una vergüenza que esta misión tenga que existir”, declaró Thunberg al arribar a Atenas, denunciando las duras condiciones de detención y la negación de suministros básicos a los detenidos.
La flotilla transportaba recursos esenciales como leche maternizada, arroz, harina, pañales y material médico, buscando aliviar la crisis humanitaria en Gaza, golpeada por años de bloqueo y conflictos. Israel interceptó las embarcaciones en aguas internacionales, argumentando que intentaban romper el bloqueo naval impuesto a la Franja de Gaza.
En conferencia de prensa desde Estocolmo, Thunberg señaló que muchos de los activistas fueron sometidos a condiciones de detención inhumanas, incluyendo falta de agua potable y negación de medicinas, y calificó la situación en Gaza como un “genocidio” permitido por la comunidad internacional. La activista subrayó que la misión de la flotilla no solo buscaba asistencia material, sino también visibilizar la inacción de los gobiernos frente a la crisis humanitaria.
La deportación ha generado reacciones internacionales, y la declaración de Thunberg pone nuevamente el foco sobre la crisis en Gaza, resaltando la importancia de la solidaridad civil y humanitaria en contextos de conflicto prolongado.