El gobierno de Estados Unidos anunció la aplicación de un arancel del 25 por ciento a los vehículos y autopartes importados, una medida que amenaza con golpear de lleno a la industria automotriz mexicana, una de las más dinámicas y estratégicas para la economía nacional.

La decisión, impulsada por el presidente Donald Trump, busca frenar la entrada de autos ensamblados fuera de EE.UU., pero también impacta directamente a las cadenas de valor de autopartes provenientes de México, país que actualmente es el principal exportador del sector hacia el mercado estadounidense.

De acuerdo con Reuters, México ya trabaja para obtener un trato preferencial que evite pérdidas millonarias y ponga en riesgo miles de empleos, particularmente en los estados del Bajío y el norte del país, donde se concentra la producción automotriz.

Por su parte, AP News advierte que el encarecimiento de piezas y vehículos podría traducirse en mayores costos para las armadoras y una baja en las ventas en territorio estadounidense, lo que inevitablemente repercutirá en plantas instaladas en México.

Un reporte del Financial Times alerta que los aranceles podrían incluso provocar una relocalización de plantas proveedoras hacia Asia, principalmente a países como Vietnam o Filipinas, donde los costos de producción resultarían más competitivos bajo este nuevo escenario.

La medida llega en un momento clave para la relación comercial entre México y Estados Unidos, y genera incertidumbre en el sector, que representa más del 20 por ciento de las exportaciones mexicanas.

México busca ahora un acuerdo que mitigue el impacto y garantice estabilidad a una industria que no solo genera divisas, sino que también es motor de empleo para cientos de miles de familias mexicanas.