Ciudad de México. La inflación en México volvió a dar señales de presión al cierre de agosto, al ubicarse en 3.57 por ciento anual, cifra ligeramente mayor a lo previsto por analistas y por encima del 3.51 por ciento registrado en julio, de acuerdo con datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

El incremento sorprendió al mercado, pues el consenso esperaba 3.56 por ciento. Aunque la diferencia parece mínima, refleja que los precios mantienen cierta resistencia a la baja pese a los esfuerzos de política monetaria del Banco de México (Banxico), que recientemente redujo su tasa de referencia a 7.75 por ciento.

En el desglose, la inflación subyacente –que excluye productos volátiles como energéticos y agropecuarios– se mantuvo en 4.23 por ciento anual, con un aumento de 4.05 por ciento en mercancías y 4.40 por ciento en servicios. En tanto, la inflación no subyacente repuntó a 1.38 por ciento anual, presionada por el alza de productos como el chile serrano (+34.95%).

Entre los rubros que más empujaron los precios al alza destacan la vivienda propia (+0.27%) y los servicios de loncherías, fondas y taquerías (+0.63%). En contraste, algunos productos ayudaron a contener la escalada, como el pollo (–4.02%), el jitomate (–11.46%) y el transporte aéreo (–9.76%).

Aun con este repunte, Banxico mantiene su previsión de que la inflación convergerá al objetivo de 3 por ciento hacia el tercer trimestre de 2026, aunque algunos especialistas del propio banco central, como el subgobernador Jonathan Heath, advierten que el panorama podría ser más complejo de lo que sugieren las proyecciones oficiales.