Ciudad de México. La natalidad en México continúa su declive, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Durante 2024, el país registró 1 millón 672 mil 227 nacimientos, lo que coloca la tasa de nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil (15 a 49 años) en 47.7 por ciento, cifra que representa una caída de 4.5 puntos respecto al año anterior.
Este retroceso marca la tercera caída anual consecutiva, sumándose a las reducciones registradas entre 2022 y 2023, y refleja un cambio significativo en las dinámicas demográficas del país.
Impacto regional
Estas variables pueden manifestarse de manera distinta entre los estados, dependiendo del grado de urbanización, nivel educativo y acceso a servicios de salud y planificación familiar. Por ejemplo, zonas urbanas como Ciudad de México o Monterrey muestran tasas de natalidad más bajas que áreas rurales, donde los modelos familiares tradicionales siguen siendo más comunes.
El fenómeno de la baja natalidad plantea retos para la política pública, incluyendo la necesidad de equilibrar la atención a la población infantil y juvenil, así como anticipar los efectos en la fuerza laboral futura y el sistema de seguridad social. Analistas demográficos coinciden en que sin políticas que incentiven la maternidad o apoyen la conciliación laboral-familiar, la tendencia podría mantenerse a la baja en los próximos años.
Factores detrás del descenso
Expertos señalan que la baja natalidad en México responde a una combinación de factores estructurales y sociales, muchos de los cuales también se observan en otras naciones:
- Aplazamiento de la maternidad: cada vez más mujeres posponen el primer hijo para consolidar su desarrollo académico o profesional.
- Urbanización y estilo de vida: en las ciudades, el costo de vida, la vivienda y los servicios puede reducir los incentivos para formar familias numerosas.
- Factores económicos: los gastos en educación, salud y vivienda influyen directamente en la decisión de tener hijos.
- Mayor participación femenina en el empleo: las aspiraciones profesionales de las mujeres impactan en la planificación familiar.
- Acceso a métodos anticonceptivos y educación sexual: la disponibilidad de recursos permite una mejor planificación de la reproducción.
- Cambios culturales: las nuevas generaciones cuestionan o modifican los modelos familiares tradicionales, optando por familias más pequeñas o retrasadas.